¿Todos los yogures son sanos?

Deberían serlo pero ni por asomo lo son. Un buen yogur debe ser natural, sin azúcar y entero. Si es así, podremos reparar y reforzar nuestra flora intestinal y, por tanto, nuestro sistema inmunológico.

La flora intestinal nos protege frente a virus, bacterias, infecciones y también frente a un gran número de enfermedades. Aquí, en el intestino, se encuentra la microbiota con billones de microorganismos.

Esta microbiota conforma un eje bidireccional con el cerebro, es el eje-cerebro-intestino-microbiota. Así de importante es tener una mucosa intestinal perfectamente saludable para poder luchar o evitar, en este sentido, un trastorno psíquico de los que el estrés de la vida diaria conduce a muchas personas hoy día.

Por desgracia, en ocasiones no podemos fiarnos del etiquetado de los cartones que alojan unos cuantos yogures. Lo mejor es, una vez conocida la marca y la presentación, buscar siempre el mismo de nuestra confianza. Ocurre que alguna vez en el cartón pone natural y una vez abierto podemos ver con dificultad que en letras muy pequeñas pone azucarado.

Tenemos que saber que cuando pone sabor limón, fresa, etc., se trata de saborizantes que son lo opuesto a todo lo natural y que, cuando llevan trozos de fruta, mejor no pensar en qué fruta han cogido para mezclarla con los yogures.

Un buen yogur debe tener un buen aporte de probióticos y fermentos lácticos para considerarlo un complemento sano en la dieta. Las personas con obesidad o sobrepeso pueden optar por un yogur desnatado pero sin azúcar y natural.

LAS MEJORES OPCIONES

Por descontado, como hemos mencionado anteriormente, deberán ser naturales, sin azúcares añadidos y enteros. En ocasiones podremos encontrar que en el envase pone 5 g de azúcar por cada 100 g del producto en cuestión. Por ello la primera opción será ésta.

Hay que tener presente que la grasa del yogur no constituye ningún problema para la salud.

  • YOGUR NATURAL ENTERO: Económico y muy saludable.
  • YOGUR GRIEGO: Producto muy completo al cual se le ha extraído el suero de la leche. Tiene una consistencia muy cremosa al tener mayor cantidad de grasa láctea, aproximadamente tres veces más que el yogur natural.
  • KEFIR: No se le considera yogur pero es un producto lácteo fermentado y se confecciona de cualquier tipo de leche según la zona o país donde nos encontremos. Es muy rico en vitaminas del grupo B como folatos, muy necesarios para producir ADN y K2, así mismo contiene enzimas y probióticos, magnesio y calcio.

Autor: L.A.E.M.