¿Qué es la resiliencia?
El término “resilio” proviene del latín y significa volver hacia atrás o rebotar. Para entenderlo mejor, podemos aplicar nuestra imaginación y visualizar la cuerda de un arco cuando vuelve a su posición tras soltarla después de haberla tensado.
Para Boris Cyrulnik, psiquiatra, psicoanalista, etólogo y neurólogo, “la resiliencia consiste en aprender a vivir habiendo superado alguna situación traumática saliendo fortalecido de ella”… Se trata de ser flexible como un junco ante las adversidades y aprender a sobreponerse por difícil que sea nuestra situación. En este sentido, parece ser que si la persona es más resistente ante un trauma o situación emocionalmente adversa, mayor será su resiliencia o adaptación.
En realidad, estamos hablando de una “actitud” ante a una enfermedad o ante un dolor físico o emocional. Pero también ante una agresión psíquica del entorno como pueda ser el maltrato psicológico en el ámbito familiar, el mobbing, etc… El término está siendo muy socorrido y popularizado por escritores de espiritualidad y de autoayuda, pero es de vital importancia en el terreno de la salud mental. Ni que decir tiene que, lo que para uno no es ni un problema, para otro es una auténtica tragedia. Todos tenemos nuestro umbral de dolor y nuestras formas de afrontarlo.
Cyrulnik, al preocuparse por la situación de los niños víctimas de traumas, introduce el término de “Tutores del Desarrollo”. Aquellas personas que valoren las aptitudes del niño, que les potencien estas aptitudes, que sean integrados en un centro educativo adecuado, etc…
Entre los recursos para afrontar determinados problemas, en el caso de carecer de esos tutores del desarrollo, el más importante es el de la “Inteligencia Emocional”. Se trata de una herramienta que nos ayudará a reflexionar sobre nuestro estado o situación y a poder solventar cualquier problema y gestionarlo de la mejor manera posible. Para algunos, la vida ha sido la única o la mejor escuela que han tenido y han podido asimilar y desarrollar esa inteligencia emocional de manera autodidacta.
Cierto es que con los problemas de hoy día como el desempleo, la precariedad del trabajo o la carencia del mismo, los bajos sueldos, el problema de la vivienda y el precio de los alquileres, el Covid-19, etc…, pueden llegar a superar aquél umbral de resistencia y que nadie está exento de caer en una depresión. En estos casos serán los profesionales los que nos podrán ayudar a gestionar nuestras emociones.
Autor: L.A.E.M.