La neurocepción o teoría polivagal

El término “neurocepción” fue acuñado por el psiquiatra y neurocientífico Stephen Porges, para referirse al “escaneo” que nuestro Sistema Nervioso Autónomo realiza, sin que nosotros seamos conscientes de ello, sobre nuestro entorno. Así que examina constantemente el lugar donde nos encontramos y las voces, expresiones o miradas de los individuos con los que podamos interactuar.

La palabra acepción proviene del latín “acceptio” y se refiere a la acción de aceptar y/o aprobar. Por ello, podemos concluir que nuestro Sistema Nervioso Autónomo (SNA) puede actuar en nuestra defensa puesto que nos alerta ante un peligro, cuando no nos da confianza.

Una rama del SNA es la rama simpática y la otra la rama parasimpática.

La primera se origina posterolateralmente, en la zona periventricular del hipotálamo; la otra, la rama parasimpática, se origina en las células anteriores de la misma zona del hipotálamo.

Cada una de estas dos ramas del SNA, actúa de forma opuesta dado que utilizan neurotransmisores diferentes. El Sistema Simpático se relaciona con la respuesta de lucha/huida, mientras que el parasimpático está vinculado con el funcionamiento de un organismo en una situación de normalidad o de relajación.

La Teoría Polivagal se refiere entonces a la división en tres ramas del SNA:

  • La rama simpática que nos incita a luchar o a huir.
  • La rama parasimpática ventral del nervio vago que nos hace estar relajados.
  • La rama parasimpática dorsal del nervio vago que nos hace inmovilizar.

 

Cuando vivimos en un estado constante de estrés y de tensión, nuestro organismo entrará en un estado de alostasis, – estado opuesto al de homeostasis o equilibrio-, reclutando todas las hormonas y neurotransmisores del estrés, cambiando su medio interno para intentar combatir esa situación. Un caos hormonal y permanente de este tipo nos puede conducir a enfermedades psicosomáticas importantes, situaciones psicológicas muy difíciles de soportar, cambios anatómico-patológicos secundarios a contracturas a modo de corazas, adoptadas como defensa hacía una agresión externa;  e incluso llevarnos a la muerte. En una situación como ésta, se hace necesario acudir a profesionales de la salud para que nos puedan ayudar.

No tiene nada que ver la respuesta bio-lógica e inconsciente de la que acabamos de tratar, la Neurocepción, con los prejuicos o juicios de valor que una persona pueda adoptar o tener y su “sensación de vulnerabilidad” inducida por diferentes medios.

Autor: L.A.E.M.